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  • Writer's pictureViviana Huízar

Ponte tu mejores trapitos (digitales)

Hacer las cosas de la misma forma miles de veces no nos dará resultados diferentes, y aunque hayamos comprobado que un proceso funciona, si miramos desde la perspectiva adecuada siempre podemos encontrar espacio para experimentar y quizás incluso perfeccionar lo conocido… y la moda nos lo ha demostrado en muchas ocasiones. Reinventando los paradigmas existentes, la moda redefine nuestra percepción de lo estético y trasciende los límites en la forma de expresión que la sociedad le impuso a un género. Y hoy, con la moda 3D nos demuestra que los límites también pueden ser un punto de partida cuando se está dispuesto a cuestionar lo conocido.


La tecnología nos ha facilitado el acceso a todos los aspectos de la cultura y el internet se ha convertido en un medio de expresión a través del cual creamos y compartimos nuestra identidad día a día. La agilidad con la que los medios nos abren nuevas puertas también nos ofrece la posibilidad de fluir en lo ya conocido para buscar algo nuevo… algo original.


La moda ha funcionado como un medio de expresión para una variante inmensa de aspectos de la sociedad, pero también es una de las industrias más contaminantes del planeta. Según la Organización de las Naciones Unidas, es responsable de producir más emisiones de carbono que todos los vuelos y transportes marítimos internacionales juntos. Además, se estima que la producción textil provoca el 20% del gasto global de agua y cada año se desechan alrededor de 21 toneladas de textiles a vertederos.


Si tenemos “nuevos” recursos tecnológicos… ¿por qué seguimos produciendo con aquellos que no son renovables y se nos están agotando? Quizás la moda digital podría imponer un cambio positivo en nuestra manera de consumir. El acercamiento a ésta alternativa ha funcionado como un híbrido en la última década con las impresiones 3D del diseño digital. Ahora, una nueva generación de diseñadores está reinventando la moda como la conocemos a través de nuevas técnicas digitales, y esto podría resultar en una industria mucho más ágil y menos contaminante.


Comprar un vestido que jamás nos pondremos suena como una locura… pero si piensas en todo lo que inviertes en productos que sólo consumes a través de una pantalla, la idea de lucir esa prenda 3D en tu perfil de Instagram comienza a sonar como una realidad más cercana.


Experimentar a través de diferentes sentidos es una forma de consumir. ¿Cuántas veces te has sentido inspirado por algo que viste en Instagram? ¿Conoces personalmente a todas las personas a quienes admiras? Exacto. Nuestra realidad también existe en el mundo virtual, y lo aceptemos o no… tenemos presencia en él.


Pasamos más de una tercera parte del día frente a una pantalla, producimos mediante ésta, aprendemos, conocemos e interactuamos con nuestro entorno e incluso le confiamos el desarrollo de nuestras relaciones interpersonales al mundo cibernético. La ropa digital, un diseño consumible a través de pantallas, tiene el potencial de atraer al mercado masivo mientras promueve la cultura de las redes sociales y satisface la creciente necesidad por encontrar alternativas menos dañinas para el medio ambiente.


Y hablando de desechos… nos atrevemos a proponer que innovar no necesariamente implica deshacernos de lo previo, sino todo lo contrario. Puede implicar tener la apertura para aprender de lo que se ha hecho antes a través de una visión crítica y experimentar con lo desconocido. Quizás no estamos aquí para poner en tela de juicio los desaciertos de la industria de la moda, pero sí podemos proponer crear para el futuro en el que queremos vivir.


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